El Guindilla es un restaurante-tapería con mucho carácter. El local hacía un año que estaba abierto cuando nos contrataron, y tenía un logotipo que teníamos que mantener. A partir de este punto, nos encargaron un universo visual que transmitiera el espíritu “canalla” que querían para el local.

De aquí nació la ilustración del camarero “guindilla” y todas las aplicaciones fueron de la mano de este concepto. Tanto la identidad visual como verbal recrearon el carácter de los camareros tradicionales, así como el auténtico carácter de un barrio con tanta historia y personalidad como la Barceloneta. Creamos una experiencia de marca muy informal, usando desde quinielas para escoger la tapa preferida del local, hasta postales que los clientes pueden quedarse y enviar por correo, que a su vez sirven para anunciar lo bien que se come en Barcelona.